Especies invasoras
Muchas especies de insectos han viajado a su pesar, constituyendo plagas en países donde no existían previamente. Tal es el caso de la grafiosis del olmo, que ha causado graves daños forestales en Europa, a donde llegó con cargamentos de madera. La mariposa blanca de la col, a su vez, arribó a América procedente de Europa, mientras que la filoxera de la vid y el escarabajo de la patata hicieron el camino contrario y provocaron grandes prejuicios económicos.
El segundo nunca constituyó un gran problema en su país de origen, hasta que se comenzó a cultivar la patata a mediados del siglo XIX en las proximidades de su pequeña área de distribución, en las Montañas Rocosas: en cuanto consiguió adaptar sus apetitos al sabroso tubérculo, comenzó su expansión mundial.
La importancia de insectos foráneos también afecta gravemente a las especies autóctonas, como ocurrió con la hormiga Pheidole megacephala, cuya irrupción en Hawaii estuvo a punto de acabar con toda la fauna entomológica nativa.